El avión que ven arriba es un MQ-1 Predator, un tipo de UAV (Vehículo Aéreo No Tripulado) que hasta hace poco era lo último en espionaje aéreo de la fuerza aerea de los Estados Unidos. Resulta que estas naves tienen un costo por unidad de 4.5 millones de dólares cada una, sin embargo, la milicia insurgente iraquí los contraresta con un software que se vende en internet por US$ 25.95.
El Wall Street Journal publicó ayer un comprometedor artículo en el que informaban que la insurgencia iraquí lleva tiempo capturando las imágenes de vídeo transmitidas por los UAV Predator sin más ayuda que la proporcionada por un programa ruso llamado SkyGrabber. Este software, creado para descargar emisiones vía satélite y a la venta por sólo 26 dólares, es capaz de conectarse a los mismos streams utilizados por el ejército, aprovechándose de que la información se envía sin ninguna clase de cifrado. Y la verdad es que no puedo contener la risa, pues para qué gastar millones y millones de dólares en un sistema, que al fin y al cabo se convertirá en una fuente de información de dominio público y ambulante. Lo más ridículo de la situación es que el Pentágono tenía conocimiento de este defecto desde los años 90, pero pensaron que el enemigo no era lo bastante listo como para descubrirlo. Craso error.
El Wall Street Journal publicó ayer un comprometedor artículo en el que informaban que la insurgencia iraquí lleva tiempo capturando las imágenes de vídeo transmitidas por los UAV Predator sin más ayuda que la proporcionada por un programa ruso llamado SkyGrabber. Este software, creado para descargar emisiones vía satélite y a la venta por sólo 26 dólares, es capaz de conectarse a los mismos streams utilizados por el ejército, aprovechándose de que la información se envía sin ninguna clase de cifrado. Y la verdad es que no puedo contener la risa, pues para qué gastar millones y millones de dólares en un sistema, que al fin y al cabo se convertirá en una fuente de información de dominio público y ambulante. Lo más ridículo de la situación es que el Pentágono tenía conocimiento de este defecto desde los años 90, pero pensaron que el enemigo no era lo bastante listo como para descubrirlo. Craso error.
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